Mi foto
Estudiante de letras, pecosa, menorquina, moñas titulada, utópica empedernida y agaporni reciente.

sábado, 12 de marzo de 2011

La más dulce de las caricias.

Sentada frente a la ventana. Mirando la lluvia. Buscando entre aquella multitud de gotas algo que rompa la monotonía de este lluvioso día, un rayo de luz que lo ilumine. Buscando tu cara.
Acabamos de discutir. Lo sé. Por la cosa más simple. Lo admito. No he querido poner ese voto de confianza en ti. No he sido capaz de deshacerme de aquella etapa tuya del pasado que era mejor olvidar. Lo siento. Lo siento de veras.
Y no dejo de pensar en ti. Y todas las personas que aparecen bajo su paraguas torciendo la esquina me producen una primera sensación de emoción que desaparece al darme cuenta de que no es tu cara la que sus hombros sujetan.
Y entonces, cuando estaba a punto de dejarlo estar, tuerce la esquina aquello que tanto ansiaba. Mi mirada se cruza con la única que necesitaba para sonreír de nuevo. Se funden la miel y la menta. Fusión perfecta.
Saliendo a recibirte, mi sonrisa se va ampliando al pensar que has vuelto para arreglarlo. Abro, salgo y corro hacia ti. Pero tu expresión es totalmente neutra. No has hecho más que mirarme fijamente a los ojos mientras avanzas lentamente. Me paro a un solo paso, reconociendo que aún desconozco a qué has venido, qué pasa por tu mente. No sabes lo que daría por saber qué ronda ahora mismo por tu cabeza.
Sonrío intentando liberar tensiones. Se produce una larga y tensa pausa entre nosotros. Entonces sonríes, mostrando esa expresión que, a pesar de  los altibajos, no he dejado de adorar desde que te conocí.
Das ese paso. Me abrazas. Te  abrazo. Nos besamos. Y aquella lluvia que nos cae encima sin miramiento alguno se convierte en la más dulce de las caricias teniéndote a mi lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Espontaneidades