Ahora corre, baile, habla, grita, observa, escucha, experimenta, vive. Las manecillas siguen rodando, y no dejarán de hacerlo, pero ya no dependemos de ellas, ya no. Tenemos tiempo de hacer todo eso y más. Tiempo, adorado y ansiado tiempo, aquel que ya no hace falta milimetrar, aquel que ahora viviremos minuto a minuto sin pensar en cuándo parar.
Porque somos libres.
Libres. Libres cual mota de polvo sobre el viento. Libres cual ave que sobrevuela campo y ciudad sin rumbo fijo. Libres cual música que llena un espacio vacío sin impedimento alguno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Espontaneidades